A veces deseamos hacer uso de la tecnología para tener conocimiento de la mejor ruta y el tiempo que nos tomará en llegar a un lugar determinado, pero lo que muchas veces no tomamos en cuenta es que el tránsito en la República Dominicana es totalmente impredecible. Vivimos en una isla donde los ciudadanos conducen a su placer, sin respetar las señales de tránsito, donde el transporte terrestre se ha convertido en una manera de desplazarse con un alto nivel de riesgo. Ésta problemática nos concierne a todos los habitantes de un país. Sin embargo, parecemos estar tan acostumbrados a dejar nuestros hogares dos y tres horas antes de la hora de llegada a un lugar, o en su defecto salir cinco minutos antes para así conducir a una velocidad que solo es apropiada para guiar en las carreteras, que ninguno sentimos que es deber de nosotros como ciudadanos, hacer del tránsito en nuestra República mas viable y seguro; es tanta la indiferencia que sentimos ante este problema que ni siquiera las autoridades del transporte hacen sentir su preocupación por que se cumpla la tarea que les corresponde en primera instancia a las personas que reciben una remuneración por hacer cumplir las leyes que regulan el tránsito.
Gran parte de los países latinoamericanos, carecen de una
instrucción para aprender a conducir. A lo largo de mi experiencia he conocido
cuatro maneras en las que una persona puede ‘’aprender” a conducir, cuando esto
solo debería suceder por medio de una persona o institución que posea la
competencia para impartir clases de conducir. La mayoría de los que hoy vemos como conductores en las calles de nuestra
ciudad, en un pasado solo aprendieron a conducir por medio de indicaciones que
no fueron del todo correcta que les impartieron unos terceros; otros de los
conductores aprendieron bajo la observación de los demás conductores, cometiendo
así los mismos errores, mientras los demás conducen por intuición; Por último,
no menos importante pero si en menor proporción están los que verdaderamente
asisten a escuelas donde se les enseñan todas las reglas de tránsito y se les
inculca la mejor manera de conducir para así respetar el bien propio y
ajeno.
Las personas que no reciben un aprendizaje previo que les
permita conocer las normas de conducción y comprender lo que pasa en la vía
pública se convierten en transgresores que atentan contra la seguridad de todos
los ciudadanos. Es por esto que sería conveniente seguir ejemplos de países
como Suecia, donde es requisito indispensable asistir a una escuela de manejo
para poder obtener la licencia de conductor.
Por: Melissa Beras
Por: Melissa Beras
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